¡EL PLAN DE DIOS PARA TU VIDA!

Primer principio:

Dios le ama y le ofrece un plan maravilloso para su vida. Dios le ha creado a usted. Y no solamente eso,
sino que le ama tanto que desea que pase la eternidad con Él. Jesús dijo: Porque tanto amó Dios al mundo,
que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. (Juan 3:16). Jesús ha venido para que cada uno de nosotros pudiéramos conocer y entenderle a Dios de una forma
personal. Sólo Jesús le puede dar significado y propósito en la vida.¿Qué nos previene conocer a Dios?

Segundo principio:

Todos somos pecadores y estamos separados de Dios. Por eso, no podemos conocer o experimentar el amor
de Dios y el plan que tiene para nosotros. La verdad es que necesitamos a Jesús. La Biblia dice: pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios. (Romanos 3:23). A pesar de que Dios desea tener una relación con nosotros, por naturaleza queremos hacer las cosas a nuestra manera. Somos personas tercas y egoístas pero con frecuencia no somos capaces de llevar a cabo hasta el fin nuestras promesas. Sin importar cuánto tratemos, siempre tropezamos. Dentro de nosotros, nuestra actitud quizás sea similar a la de una rebelión activa o una indiferencia pasiva, pero cualquiera que sea la actitud, éstas son evidencias de lo que la Biblia llama pecado; un viejo término que literalmente significa faltar al blanco. La Biblia dice que la paga del pecado de nuestras vidas es la muerte, la separación espiritual con Dios (Romanos 6:23). A pesar de que intentamos alcanzar a Dios por medio de nuestros propios esfuerzos, inevitablemente fracasamos. Simplemente nunca podremos ser suficientemente buenos. Este dibujo demuestra el gran vacío que existe entre nosotros y Dios. Las flechas ilustran que siempre estamos tratando de alcanzar a Dios y de encontrar una vida con significado usando nuestros propios esfuerzos. Tratamos de hacer buenas obras o tomar nuevas filosofías que nos puedan guiar… pero inevitablemente seguimos fracasando. El tercer principio explica la única forma de cerrar este gran vacío…

Tercer principio:

Jesucristo es la única solución que Dios ofrece para nuestros pecados. Por medio de Él podemos conocer y
experimentar el amor de Dios y su plan para nuestras vidas. Jesucristo es la solución de Dios al problema de
la imperfección humana y la maldad. Gracias a la muerte de Jesús en la cruz, no tenemos que estar separados de Dios nunca más. Jesús pagó por el precio de nuestros pecados y por eso ha cerrado el vacío entre nosotros y Dios. En vez de seguir intentando alcanzar a Dios, simplemente tenemos que aceptar que Jesús y su sacrificio por nosotros son el único camino a Dios. Yo soy el camino, la verdad y la vida –le contestó Jesús–. Nadie llega al Padre sino por mí. (Juan 14:6). Él además dijo: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto? (Juan 11:25-26). Pero no sólo Jesús murió por nuestros pecados, sino que también resucitó de los muertos (1 Corintios 15:3-6). Y cuando hizo esto, nos demostró sin lugar a duda que legítimamente puede prometernos la vida eterna, que Él es el Hijo de Dios y que Él es el único camino por el cual podremos conocer a Dios. Sin embargo, el solo conocer los planes y propósitos de Dios no es suficiente. Necesitamos aceptar a Jesucristo, quien es el pago de nuestros pecados, e invitarle a entrar en nuestras vidas. Pero no es suficiente conocer estos tres principios…

Cuarto principio:

Necesitamos aceptar a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador de forma individual. Es entonces que podremos conocer y experimentar el amor de Dios y su plan para nosotros. La Biblia dice: Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. (Juan 1:12). Aceptamos a Jesús por fe. La Biblia dice: Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. (Efesios 2:8-9). Aceptar a Jesús significa primeramente creer que Jesús es quien dice ser, y después invitarle a tomar control de nuestras vidas (Juan 3:1-8). Jesús dijo: Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo. (Apocalipsis 3:20). ¿Cómo va a responder a la invitación de Dios? ¿Qué va a hacer acerca de lo que Jesucristo dijo?

Conozca a Jesús de forma personal:

La decisión de más significado que podrá tomar en su vida será la de permitirle a Dios convertirle en la persona que Él ha diseñado que sea. No es suficiente solamente estar de acuerdo intelectualmente que Jesús es el Hijo de Dios y que murió en la cruz por sus pecados. Necesitamos hacer un compromiso personal. Hacemos este compromiso cuando regresamos a Dios y le pedimos perdón por nuestros pecados del pasado, y confiamos que entrará en nuestras vidas y le pedimos que nos haga las personas que Él desea que seamos. Esto es la fe. Y es además un acto de su propia voluntad. Si está listo para tomar este pasó, sólo necesita conversar con Dios. Recuerde que Dios conoce su corazón y por eso las palabras que use no son tan importantes como la actitud de su corazón. No importa si no está seguro de lo que le va a decir. Aquí le ofrecemos una oración modelo que usted puede seguir: Jesús, quiero conocerte personalmente. Gracias por haber sacrificado tu vida por mí para que pueda regresar a Dios. Quiero que entres en mi vida. Acepto que tú eres el único que me puede dar el poder de cambiar y salvarme de una eternidad separada de Dios. Gracias por darme el perdón por medio tuyo y por darme la vida eterna con Dios. Toma el control de mi vida. Al hacer esta oración has tomado el primer paso para tener una relación personal con Jesús.

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NO ESTÁ AQUÍ, PUES HA RESUCITADO