El regreso del Señor Jesús a la tierra
Jesús había sido crucificado. Sus discípulos estaban perplejos y desilusionados.
Había puesto todas sus esperanzas en él y ahora él yacía en la tumba.
Pero al tercer día, ¡Jesús salió de la tumba vivo!, sus seguidores recordaron lo que Jesús les dijo antes de su muerte:
“… vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero… vuestra tristeza se convertirá en gozo” (Juan 16:20).
¡Qué gozo debe haber sido ver de nuevo a su amado Señor y Maestro!
“Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor” (Juan 20:20).
Casi que es imposible imaginar su gozo.
Leamos ahora los primeros ocho versículos de Hechos 1 nuevamente. Imaginemos el gozo de los apóstoles durante esos cuarenta días, cuando Jesús estaba en medio de ellos nuevamente. Pensemos en esos hombres, al final de los cuarenta días, reunidos en la ladera del Monte de los Olivos, con Jesús en medio de ellos. De repente, él desapareció de entre ellos y fue llevado hacia el cielo. Ellos lo siguieron con la vista a medida que él se alejaba de la tierra hasta que lo cubrió una nube.
Nuevamente él había partido de entre ellos. Sin embargo, en esta ocasión no estaban perplejos ni desilusionados. ¡De ninguna manera! Lucas nos dice que Jesús “…se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo” (Lucas 24:51-52).
¿Por qué estaban tan llenos de gozo después de esta segunda separación?
En parte, porque Jesús les había hecho una promesa. El les dijo:
Hace dos mil años “ y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin de mundo” (Mateo 28:20)
Esto significaba que aunque ellos no lo podían ver a él, él los podía ver y siempre los amaría.
Pero esa no era la única razón de su gozo. Mientras observan su ascenso al cielo, dos ángeles se les aparecieron con un mensaje:
“Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11)
Cuando los discípulos regresaron a Jerusalén a cumplir las instrucciones de su Señor, ellos sabían con seguridad que Jesús mismo habría de regresar a la tierra. Esa era algo que los hacía regocijar.
Todas estas cosas sucedieron hace casi dos mil años, y Jesús no ha regresado todavía. Pero él regresará. El mismo lo afirmó. En Lucas 21:27 él habla acerca de venir en un nube, con poder y gran gloria. (Hay que notar que Jesús ascendió en una nube y que los ángeles dijeron que él regresaría así como le habían visto ir.)
Muchas de las parábolas también hablan de su segunda venida. Tomemos, por ejemplo, la parábola en
Mateo 25:1-13. La parábola menciona un esposo, y aunque la imagen es de una boda oriental, no tenemos dificultad en entenderla. El esposo es, obviamente, el Señor Jesucristo, y el relato nos advierte
que cuando él regrese habrá algunos que no estarán preparados a recibirle. Notemos el versículo 13. Jesús no dice: “No sabéis si vuestro Señor viene o no.” Acerca de eso no hay la menor duda; su venida es segura. Pero él nos dice: “… no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.”
Pocos días después de la ascensión de Jesús al cielo, encontramos a Pedro en el Templo de Jerusalén, hablando con denuedo a los judíos que habían sido responsables de la crucifixión de Jesús.
En Hechos 3:19-20 él les dice:
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para
que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado.”
Pedro también habló de la segunda venida de Cristo en una carta que escribió posteriormente a los creyentes. En 2 Pedro 3:4 él escribe a aquellos que exclamaban con incredulidad:
“¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el día de la creación.”
Tal vez hemos escuchado personas diciendo estas o palabras similares. Pero Dios mismo prometió que enviaría al Señor Jesús, y sabemos que cumplirá su promesa. Pedro añade, en los versículos 9 y 10:
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche…”
Jesús mismo se apareció al apóstol Pablo, y le envió a predicar a otros. Pablo afirma que Jesús le dio el evangelio que él predicó. Y Pablo enseñó acerca de la segunda venida del Señor. En 2 Timoteo 4:1 leemos:
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación…”
Pablo escribió dos cartas a la iglesia en Tesalónica. Estas cartas se encuentran en la Biblia. Consisten de ocho capítulos cortos y — esto es lo sorprendente — en cada capítulo Pablo menciona la venida de Jesús.
En 1 Tesalonicenses 4:16 Pablo habla de la resurrección de los muertos a la vendida de Jesús:
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.”
En 2 Tesalonicenses 1:7,8 Pablo añade:
“… cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo.”
Pablo dice que Jesús vendrá a castigar a algunos; pero si continuamos leyendo, en el versículo 10, encontramos que Pablo también menciona que hay quienes recibirán gozo, puesto que Jesús vendrá para “… ser admirado en todos los que creyeron”.
La venida de Jesús cambiará la vida de todos los que existan en esa época. Será un sucedo de tremendas consecuencias para
(a) los creyentes que estén esperándole y velando por él;
(b) todos los que estén vivos en ese momento, y que no conozcan el verdadero evangelio;
(c) la nación de los judíos.
Vamos a considerar cada uno de estos puntos:
(a) Verdaderos creyentes (los que están “en Cristo”) que esperan su venida:
Jesús resucitará a todos los fieles que han muerto, y juntará a los creyentes que estén vivos.
“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Corintios 15:51-52).
Los que hayan sido infieles serán rechazados, pero habrá gran gozo para los fieles. Jesús les dará la vida eterna. Pablo nos dice que Jesús “transformará el cuerpo de la humillación nuestro, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya” (Filipenses 3:21).
Los fieles participarán de la vida eterna, libres del dolor y el sufrimiento. Ayudarán a Jesús en la gran obra de enseñar a todas las naciones acerca de Dios, y ayudar a la gente del mundo a responder al gran amor de Dios y a andar en sus caminos.
En la época del regreso de Jesús, los juicios de Dios serán arrojados sobre los malvados, y será un tiempo de gran tribulación en la tierra. Esto es triste, pero necesario. Sin los juicios de Dios, el mundo nunca se convertirá ni aceptará al Señor Jesús como su designado Rey.
Después de los juicios de Dios, la gente del mundo estará lista a aceptar a Jesús como Rey. El establecerá el Reino de Dios en la tierra. Su gobierno será sabio y benigno, él cuidará de los pobres y los necesitados. Consultemos el Salmo 72 y leámoslo por completo. Nos presenta con un cuadro del gobierno de Jesús. Nos dice cómo él cuidará de los pobres y necesitados y aquellos que no tienen quien les ayude.
La gente del mundo que sobreviva los juicios de Dios vivirá en el reino de Dios y recibirá muchas bendiciones. Sin embargo, estas personas todavía estarán sujetas al pecado y finalmente morirán, tal como la gente de hoy, aunque sus vidas serán mucho más largas. Durante su vida la gente recibirá instrucción sobre los caminos de Dios y tendrán oportunidad de aceptar o rechazar al
¿Qué hará Jesús cuando regrese?
(a) Verdaderos creyentes (los que están “en Cristo”) que esperan su venida:
(b) La gente del mundo Señor Jesús. Al final del Milenio, es decir, los mil años del reino de Jesús, habrá una segunda resurrección y juicio para aquellos que hayan vivido en la tierra durante el milenio. Algunos recibirán vida eterna y otros serán rechazados. Finalmente, la muerte será abolida para siempre.
(c) ¿Y qué acerca de los judíos? Jesús regresará en un tiempo en que la nación de Israel estará en una situación desesperada. Estará rodeada de enemigos por todos lados. Jesús, con su poder divino, vencerá a los que estén luchando contra la nación de Israel. Entonces muchos de los judíos se darán cuenta por fin de que Jesús realmente era su Rey prometido — ¡y ellos le habían crucificado! El profeta Zacarías:
“Mirarán al que traspasaron y harán duelo por él” (Zacarías 12:10). Le aceptarán con gozo como Rey. El Señor establecerá el Reino de Dios, y los judíos tendrán una posición prominente. Jerusalén será la capital del mundo. Será el centro de adoración para toda la gente. Será una época de gran felicidad para los judíos, después de todos sus sufrimientos. ¡Cuánto amor y felicidad fluirá de este nuevo centro mundial! Leamos de nuevo la parábola de las diez vírgenes, en Mateo 25:1-13. Si somos sensatos, cómo las vírgenes prudentes en esta parábola, estudiaremos la Palabra de Dios, y nos prepararemos ahora para la venida de Jesús. Cuando Jesús dijo al apóstol Juan: “ciertamente, vengo en breve” (Apocalipsis 22:20), él respondió: “Amén; sí, ven, Señor Jesús.”